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miércoles, 17 de abril de 2013

El Salvador


EL SALVADOR




Viniendo desde el sur no se puede llegar a El Salvador sin pasar por Honduras. Sin más opciones, así fue. De Nicaragua cruzamos a Honduras y en un par de horas entrábamos a El Salvador. Un día de trámites de fronteras... toda una delicia.

La carretera de Honduras nos dejó un tanto espantados por los policías tratando de sacarte un billete a toda costa y la cantidad infinita de hoyos, rodeados de gente aprovechando la frenada obligada para venderte iguanas vivas (sí, iguanas vivas con una soga al cuello). Lo peor de todo era la cantidad de niños pidiendo plata, unos con más gracia que otros. El ganador sin duda es el que se levantó la polera, se frotó la guata y gritó que tenía hambre.

Una vez en el El Salvador -tercer país visitado en el mismo día- nos fuimos directo a San Miguel. Aunque son muchas las advertencias de peligro, robo y muerte en las ciudades de El Salvador, la verdad es que -al menos a nosotros- nos pareció bastante tranquilo. Si bien es cierto que andan todos -todos- con pistolas en el bolsillo, la verdad es que fueron muy buena onda con nosotros, ayudándonos y dándonos los mejores datos.

Cerca de San Miguel está El Cuco, un balneario popular. Fuimos y vimos cómo veranean los salvadoreños. Una experiencia cien por ciento local. A un par de kilómetros de ahí fuimos a ver las supuestas olas gigantes de Punta Mango. Sin ver nada, seguimos camino a la más turística y plagada de gringos, "ruta del bálsamo".
La ruta del Bálsamo es una seguidilla de playas buenas para el surf, con paisajes verdes y harta palmera. Nuestro primer destino fue El Tunco. Nos quedamos en la playa misma, pagando un camping que nos sedujo porque tenía ducha y la necesitábamos. Toalla, shampoo y jabón en mano y oh mi dios, el agua era salada. Una ducha de mar. Gran estafa.

Recorrimos las playas de la ruta del Bálsamo y encontramos buenas olas, incríbles paisajes y, sobre todo, salvadoreños buenos para la conversa.


El Sunzal, Costa del Balsamo

Playa El Tunco, Costa del Balsamo

El Santiago en El Sunzal, Costa del Balsamo

Después de conocer ciudad y playa de El Salvador nos fuimos a visitar una zona más acampada conocida como la Ruta de las Flores (aunque, ojo, flores no se ven muchas). Ahí se encuentran pequeños pueblos entre cerros y plantaciones y salvadoreños acampados, con esa hospitalidad que te hace recordar a la gente del sur de Chile. En Apaneca nos tocó ir a la fiesta dominguera, plagada de puestos de verdura, comida, ropa usada y cualquier tipo de cachibaches. Una rana asada acompañada de vegetales indescrifrables fue nuestro almuerzo.


Rana a la parrilla con pupusa y demases, Ruta de las Flores, El Salvador

Ruinas Mayas de El Tazumal, Ruta de las Flores

Huevos rellenos con challas para la fiesta del domingo, Ruta de las Flores



Dejamos El Salvador contentos. Superó ampliamente nuestras expectativas.

1 comentario:

  1. Mi país es hermoso, talves es peligroso en algunos lugares, pero es bello, amo sus playas; aunque si un día me dieran la oportunidad de irme a un país prospero, sin violencia y con mejores oportunidades me iría sin pensarlo por el futuro de mi hijo y los demás que quiero tener, así solo vendría a disfrutar como turista, solo lo bello de mi país para olvidar lo malo de el.

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