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viernes, 15 de junio de 2012


Cochabamba - El Pantanal
  Bolivia - Brasil
De Cochabamba seguimos bajando hasta llegar -por fin- a no más de 300 metros sobre el nivel del mar en Villa Tunari. Nos esperaban el calor, la selva, los animales salvajes y... los mosquitos. Aquí vive una comunidad de voluntarios de todas partes del mundo (Alemania, Francia, Israel) que rehabilita animales en cautiverio para que puedan volver a la selva. Por ejemplo Gato -un puma- trabajaba en el circo hasta que la comunidad (que se llama Inti Yara Wasi) lo llevó al Parque Machía, un pedazo de selva que comparten pumas, monos, perezosos, osos de anteojos y coatís recuperados. Todos ellos acostumbrados a los humanos, por lo que puedes pasear sin que ellos se inmuten con tu presencia, salvo algunos monos que roban las cosas de los bolsillos o, como nos pasó a nosotros, te persiguen para quitarte lo que estés comiendo de las manos.
Mono capuchino en Parque Machia
Mono capuchino ladrón  profesional en comunidad Inti  Wara Yassi
Árbol de las 1001 raíces en Parque Machia.
Puma salvaje en la parte mas alejada del Parque Machia, desgraciadamente  teníamos la maquina guardada cuando apareció, por lo que esto fue lo único que pudimos fotografiar, el resto quedo en la retina.
Después de tres días partimos a la ciudad más moderna de Bolivia, Santa Cruz, ilusionados con los famosos juegos de agua, como un Fantasilandia acuático. Pero la suerte no estuvo de nuestro lado: estaban cerrados. Así que sólo nos quedó aguantarnos el calor y decidimos pasar unos días en el barrio más elegante de Santa Cruz, con malls, calles tipo Alonso de Córdoba,  condominios con spas incluidos y mucha gente bonita. Fue difícil ser aceptados ahí, donde nos estacionábamos nos echaban, pero supimos encontran un rinconcito para nuestro hogar. Nos llamó la atención la cantidad de brasileros que había, sobre todo en las universidades, por lo que también había restoranes y tiendas brasileras. En resumen, Santa Cruz es muy diferente a las demás ciudades de Bolivia: es muy ordenada, moderna, limpia, organizada y tiene un clima tropical. Un respiro después del caos.
Pájaro muy inteligente que vivía en una plaza en Santa Cruz, especie desconocida (se reciben ayudas).
¡Bolivia avanza firme con Evo!
En el siglo XVIII un grupo de jesuitas fueron a misionar al oriente de Bolivia y hoy se puede ver en sus pueblos la influencia: casas tipo colonial, pinturas en las murallas (muy bonitas) y fuerte creencia católica. Son pueblos preciosos, y visitamos algunos de ellos: San Ignacio de Velasco, Concepción, San Rafael y más. Aquí abandonamos las ya malas carreteras de tierra bolivianas para pasar a unas peores. Pinchamos rueda, pero por suerte encontramos una vulca -que también era la notaría- donde solucionarlo. Además del parchado el tipo -que se llamaba Juan- ofreció casarnos por la ley boliviana. Preferimos invertir sólo en el neumático. LLevamos a un profesor a dedo (era el director) y nos enteramos de muchas particularidades bolivianas, como la educación "alternativa" donde los niños pueden ir al colegio una vez a la semana y sólo por dos horas.
San José de Chiquitos, Chiquitania, Bolivia.
Concepción, Chiquitania, Bolivia
San José de Chiquitos, Chiquitania, Bolivia.
"Autobahn" boliviana, las malas ya se las podrán imaginar.

Esta zona es frontera con Brasil, por lo que también se ven muchos militares, casi todos niños de no más de 18 años, y que paran el auto a cada rato (para alargar un poco más los viajes a uno por hora en caminos intransitables) sólo para curiosear y pedir un poco de plata para comprar una bebida o unos cigarros.
El paisaje era bastante tropical, lleno de palmeras y grandes haciendas. Y los atardeceres eran tan lindos que llagaban a ser cursis. Y es curioso que está lleno de menonitas que tienen sus propias ferias donde compran y venden y sus campos y casas son todas perfectas.
Atardecer en algún lugar de Chiquitania, Bolivia.
Camino a San Matias, Bolivia. El lugar que la ley olvido. 
 Cruzamos a Brasil por San Matías y en la aduana (que no era más que un techito de paja y dos militares de 18 años) no nos pidieron ningún papel para salir. Increíble, pero cierto. Y ya estábamos en Brasil, el país tropical.
Frontera Boliviana, San Matias, Chiquitania.
Brasil

Apenas entramos nos gustó: carretera en perfectas condiciones (para degracia de serpientes, osos hormigueros y tapires que son atropellados con frecuencia). Pero al poco andar tuvimos un par de problemitas con la ley que esperamos haber resuelto con éxito. 
Cascabel atropellada, estrada brasilera.
Tapir atropellado, estrada brasilera.
Nuestra primera parada fue en Cáceres, a unos 100 kilómetros de la frontera. Ahí fuimos a hacer aduana y la entrada al país (es curioso que uno tiene que ir a la ciudad a hacer todo el papeleo en vez de dejarlo listo en la frontera). Este pueblo nos recibió con una tremenda tormenta eléctrica, con rayos por todos lados que iluminaban el cielo, lo que no impedía que los ciclistas anduvieran por todas partes. Por algo dicen acá que Cáceres es la capital ciclística del Brasil.
Lobo guará o lobo de crin, esta especie se encuentra en serio peligro de extinción, habita en el cerrado brasilero.  Entre Cáceres y Cuiabá. 

De Cuiabá, nuestro siguiente destino, se dice que es una sucursal del diablo. Y parece que lo es: 40 grados de calor es algo normal (y estamos a más de 2 mil kilómetros de alguna  refrescante playa). Pero no nos importó, de hecho nos quedamos más de una semana aquí, en la casa de unos nuevos amigos -Angélica y Dhiego- que conocimos por coachsurfing (por internet) y que nos recibieron mejor de lo que se nos ocurriría imaginar. Conocimos a sus amigos, fuimos a bares, a las afueras, a cascadas (Chapada dos Guimareis), a subir los niveles de adrenalina en un péndulo, a nadar río abajo buceando dorados (Nobres) y comimos todas las esquisiteces del interior. Tienen una fuerte cultura culinaria aquí, con muchas cosas propias como el polvo de maíz con canela y azúcar, o las leches preparadas con palta, o el "Santa Isabel". 

Angélica y Dhiego: Muito Obrigado! Los esperamos en Chile.
Parrillando Picanha y Maminha, casa de Angelica y Dhiego, Cuiaba.  De izquierda a derecha :
Yo, Angelica, Dhiego, Thiago, Ju, Calysto y Anita. 
Caminando a casa de Thiago a por un brigadeiro, Cuiabá.
Zampándose un italiano a la"chilean way", lo cual incluye piscola.
La ultima comida con Angelica y Dhiego, "brazilian style"

De Cuiabá partimos a uno de nuestros destinos más esperados: El Pantanal. Este lugar está inundado seis meses del año, pero ahora estamos en temporada seca, ideal para poder recorrer la Transpantaneira, una calle de tierra y barro con más de 100 puentes que se adentra en el Pantanal hasta Porto Jofré. Aquí -y en Bolivia- nos dimos cuenta que no era necesario un 4x4 para ser un todo terreno: Grande Bonga! No falla.

El Pantanal es uno de los mejores lugares del mundo para ver animales, y qué cierto es. Nos cansamos de ver yacarés, de pescar pirañas y pacús. Lo más impresionante es la cantidad y variedad de pájaros. Hay tuyuyuis (el pájaro insignia del pantanal), tucanes,  garzas,  infinitas rapaces diferentes, mini martín pescador, loros y araras (papagayos) de todos colores, incluido el azul que está en serio peligro de extinción (es el protagonista de Río, la pelicula de Disney). La abundancia se veía también en la cantidad horrenda de mosquitos que nos picaron por todos lados, lo que sólo aumentaba un poco la desesperación que sentíamos por el horrible calor que hace, por sobre los 40 grados.

Fuimos en bote río arriba por el San Lorenzo en busca de una onza pintada, más conocida como jaguar. Un mono peliaba con una iguana, y estaba lleno de plantas y capibaras... pero no pudimos ver al escurridizo animal. 
Pequeño Yacare blanco, extraña mascota.
Kike
Tuyuyui o como se escriba, ave insignia del Pantanal, de tamaño es mas alto que un niño.
  
Entrada a la mítica Transpantaneira, carretera abandonada, la cual nunca fue terminada, que ingresa al centro del Pantanal, en donde muere contra un gran río.

El Pantanal

El Pantanal

Acechando, El Pantanal

Yacaré entre nenufares, El Pantanal

El Pantanal

Pescando pirañas con carne.

Pescando Yacarés con pirañas.
Como me gusta la cadena alimenticia!!

El Pantanal.

Atardecer en el Pantanal.

Playa Sector 4 , El Pantanal. 

Playa Sector 5, El Pantanal.

El Pantanal

Capibara, El Pantanal.

Capibara en busca de mejores oportunidades, El Pantanal.

Uno de los mas de 100 puentes en la Transpantaneira.

Pescando Pacus en Porto Jofre, El Pantanal.

Agarrando calor en Porto Jofre, El Pantanal.

Con agua en el bote, Porto Jofre, El Pantanal.

Buscando un jaguar, cerca de Porto Jofre, El Pantanal.

La pesca del día, El Pantanal.

¿ Estarás por ahí pequeño jaguar?

Arara o Papagayo Azul, Porto Jofre, El Pantanal.

Tucanes, El Pantanal.

Nido de barro, El Pantanal.

Alguno de los ciento y algo puentes tenia que fallar.... GRANDE BONGA!

No todo en Brasil es lo mas grande do Mundo, mini Martín Pescador, El Pantanal.

Bonga refaccionado anti mosquitos, Ana Urrutia ha donado mas de 4 litros de su sangre a esta noble especie.
Próximamente subiremos fotos de los alrededores de Cuiabá (Nobres y Chapada dos Guimareis) que no fueron tomadas por nosotros por lo que estamos consiguiéndolas.