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jueves, 4 de abril de 2013


COSTA RICA

En Costa Rica fuimos cuatro. Nosotros, la Bárbara y Benja. Nos juntamos al sur, en Golfitos, pero rápidamente partimos a Pavones, famoso por tener la ola izquierda más larga del mundo (cosa que nosotros no vimos). Arrendamos un par de tablas, cortamos un par de decenas de cocos con el machete y nos estacionamos bajo unas palmeras. Pura Vida. La marea subió tanto mientras estábamos todos en la mar que se llevó poleras, pareos, zapatos y... las llaves del Bonga. Pero nada que un viejo truco no pueda solucionar.

Costa Rica es un buen lugar para ir en casa rodante. No te ponen problema para estacionarte en ninguna parte, y muchas veces consigues estar en primera fila de playa. Es muy fácil conseguir agua para rellenar estanques, agua que además es potable. Y también es un país con muchos lugares que conocer pero pocos medios de transporte para llegar a ellos. Por eso la manera más común de recorrerlo es arrendar un auto, como lo hicieron cientos de chilenos este verano. Si en Panamá pensamos que medio Chile estaba de vacaciones allá, aquí nos dimos cuenta que en realidad era acá la papita.

Cocinando a bordo, Pavones, CR

Pavones, CR

El parque nacional Corcovado es uno de los destinos más comunes. Nosotros fuimos a Drake, bahia que fue el escondite preferido del pirata sir Francis Drake, gracias a que dentro de la bahia tiene una pequeña laguna cuya entrada desaparece con las mareas bajas. Drake colinda con el Parque, e hicimos una caminata por la selva hasta la playa San Josecito. Además de gratis (siempre se agradece) el camino es bastante verde y húmedo y hogar de numerosos monos capuchinos, papagayos y reptiles. La playa a la que se llega al final tiene muy buena visibilidad y dos islitas a unos cien metros rodeadas de corales. Si se lleva un par de gualetas y un snorkel se pueden ver pescaditos tropicales.
La playa de Drake eso si, según los locales, es muy peligrosa para bañarse por que anda un cocodrilo que come gente. Mientras nos bañábamos fueron unas señoras a alarmarnos del peligro: "el cocodrilo se consume", nos dijeron, asumimos que eso no podia significar algo bueno. Desde ahi nos fuimos al Parque Nacional Manuel Antonio y sus lindas y tranquilas playas.



Mono Capuchino, Bahia dde Drake, CR

"Peligro, pase bajo su propia responsabilidad"
Camino a Drake, CR

Bahia de Drake, CR
Nótese el cambio de tono en la camisa del Benja... y no es agua.

Segunda guerra mundial
Alrededores del PN Manuel Antonio, CR

Después de tanta naturaleza (y con un par de botellas de pisco traídas directamente desde Chile) fuimos en búsqueda de fiesta a Jacó, EL lugar del carrete según la Lonely Planet. Pero no. Terminamos vagando toda la noche buscando que sea un local del que saliera música, pero nada. Fuimos entonces en búsqueda de la mejor empanada argentina (también dato de la guía) pero el restaurante había cerrado. No contentos con esto, nos averiguamos de un nuevo restoran donde cocinaba el mismo del recomendado y fuimos hasta allá a comernos la famosa empanada -todo un plan de estrategas para llegar a eso-. Eran chicas, fomes y caras. Después de todo, lo pasamos bien. Costa Rica -y los ticos- tienen lo suyo.

De Jacó fuimos a Punta Arenas para tomar el ferry que te deja a unos cien kilómetros de Montezuma, un pueblo muy bonito y tranquilo, por donde corren de un lado a otro familias de monos por el cable de la luz y se oyen monos aulladores. La playa es muy rica, pero mejor en la mañana porque en la tarde se enturbia el agua. Después de un chapuzón, con lavado de pelo y todo, en las cascadas de Montezuma (otra buena razón para visitarlo) partimos a Santa Teresa.
En Montezuma como en Santa Teresa -y más todavía en Tamarindo- se puede ver que en Costa Rica viven muchos extranjeros, sobre todo gringos. Son ellos los que han convertido estas playas en destinos turísticos. Hace diez años en estos tres pueblos vivían solo un par de familias. Quizás por eso sea el país más caro de Centroamérca y se acepte el dólar por todas partes.

En Santa Teresa sí que encontramos un buen estacionamiento, en primera fila de playa y hasta con una ducha de agua dulce.  La playa es muy rica y el pueblo tranquilo, aunque con demasiado polvo que levantan los autos al pasar por el camino de tierra. Aquí sí encontramos buena fiesta y -cómo no- más chilenos.
El último lugar que visitaríamos en Costa Rica sería Tamarindo -o TamaGringo-. No fue fácil llegar: Salvo la Panamericana, todos los caminos son de tierra. Pero en el que tomamos el problema no fue ese si no la pendiente un poco exageradamente elevada del camino. Después de empujar, tragar polvo y empujar otra vez (todo esto a pleno sol con un calor horrible) logramos llegar. Menos mal éramos cuatro para empujar.
Desde Tamarindo fuimos a conocer las playas de alrededor: Avellanas, Playa Negra, Brasilito y el Conchal. El pueblo en sí es muy turístico, pero no ha perido su gracia. Todavía. 


Mono Aullador
Cascadas de Monteczuma, CR

Prieta surfer, Santa Teresa, CR

Pura Vida!
Santa Teresa, CR

Secret spot, Mal País, CR

Santa Teresa, CR

Playa el Conchal
Alrededores de Tamarindo, CR

A fin de mes, y despúes de sólo dos semanas en las que cruzamos Costa Rica, la Bárbara y Benja tomaron su vuelo de vuelta a Chile. Nosotros marcamos la frontera con Nicaragua en el Gps. Estamos conscientes que nos faltó mucho por conocer en Costa Rica, pero es un país muy caro, con muy malas carreteras y nuestros invitados tenían solo dos semanas para recorrer.

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